Caballo de Troya |
Hay a gente que le gusta indagar en la historia y le echan imaginación para ver cosas que difícilmente podrían ver sin detenerse en los detalles. Según algunos en el antiguo testamento ya se denotaba el uso del café en algunas citas como cuando hablan de “los granos tostados” que dio a David Abigail o Boaz a Ruth o que era café el “caldo negro” el líquido usado por los espartanos. Tan viejo como la propia guerra de Troya algunos achacan al café su existencia y consumo. Caldo usado por la corte romana que ahogaban sus penas con una taza de café.
Otros recuerdan la cita de la Odisea de Homero en el que se
llama a una sustancia que al parecer la propia Helena mezcla con vino, era
simplemente café.
Así el escritor Benesius a finales del siglo XVIII, habla de
que el café es una medicina y que como todas las medicinas han sido
descubiertas por casualidad, es por esto por lo que fue descubierto el café.
Fábulas e historias de todo tipo acompañan también al café, como aquella en la
que unos pastores árabes se quejan al imán de que sus cabras al menos dos o
tres veces a la semana no pegan ojo en toda la noche y se pasan la noche
alteradas y agitándose de modo descontrolado como si un enjambre de abejas las
persiguiese. El imán que era muy listo dedujo que se tenía que tratar de algún producto
que habían consumido en los pastos y después de dirigirse al lugar pudo
comprobar cómo existían bayas que decidió probar.